Esta sesión no fue planeada con tiempo. Teníamos muy pocos minutos de luz y ninguna locación definida, pero decidimos salir a buscar ese lugar especial que nos permitiera crear algo bonito. Nos encontramos con un rincón lleno de vegetación y una luz dorada perfecta, justo en el momento preciso. Con solo 15 minutos antes de que el sol se ocultara, aprovechamos al máximo cada instante. La pareja tuvo una disposición increíble, y entre algunas poses suaves y momentos completamente naturales, logramos capturar una serie de imágenes llenas de autenticidad y emoción. Fue una experiencia breve pero muy especial, de esas que recuerdan por qué amamos hacer lo que hacemos.